¿Te echas en el sofá cuando quieres? ¿Puedes tener una mascota? ¿Sales a sacar la basura? Hay muchas personas con discapacidad intelectual y del desarrollo que no pueden elegir ni hacer actividades rutinarias. Y eso en muchas ocasiones ocurre porque viven institucionalizados, es decir, en centros aislados en los que no tienen contacto con la comunidad y donde su vida está dirigida y organizada.
Las alternativas a esta institucionalización fueron las protagonistas de la primera jornada del Ciclo de Seminarios que ha organizado Plena inclusión Región de Murcia. Cada último miércoles de mes se tratará un tema relacionado con los nuevos retos para la discapacidad intelectual. Una actividad que se realiza con el apoyo de la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social de la CARM.
El seminario, coordinado por la psicóloga de Plena inclusión Región de Murcia María Sánchez, comenzó con un breve vídeo introductorio, en el que María Luisa, de la asociación Apcom, explicaba cómo eligió salir de la residencia y mudarse a un piso. «Elegí mi barrio, mi piso y a mis compañeros, como cualquier otra persona», expuso María Luisa. «Tenemos derecho a soñar con una vida elegida», concluyó.
Tras la bienvenida de la directora técnica de la federación, Elvira Moreno, comenzó la intervención de Ruimán Tendero, autor del libro ‘Apoyos 2030’. Tendero explicó la importancia de contar con apoyos en la comunidad para que las personas puedan realmente vivir donde elijan. Para ello puso de ejemplo la reciente pandemia de la Covid-19, cuando se establecieron redes de ayuda entre vecinos. No obstante, puntualizó que es necesario generar redes en el que las personas sin discapacidad «no sean terapeutas, sino compañeros de viaje».
Seguidamente, tomaron la palabra la psicóloga María Begoña Pedrianes y la Trabajadora Social Tania Viñol, de Plena inclusión Canarias. Ambas explicaron cómo las administraciones públicas pueden poner su granito de arena para impulsar esta transformación. En este sentido, destacaron el Proyecto Mi Casa, que Plena inclusión está desarrollando por toda España. Asimismo, expusieron la transformación a la que deberán enfrentarse en el futuro centros y asociaciones.
Involucrar a las personas
Fiel defensora de «dar vida a las vidas», Mª Ángeles Huertas, de Plena inclusión Montijo (Extremadura), aportó varios testimonios de personas con discapacidad intelectual que definían qué es para ellos una casa y qué es vivir en comunidad. Entre otros aspectos de relevancia, destacó que para vivir en comunidad es básico involucrar a las personas, ya que no sirve de nada salir de un centro y encerrarse en un piso sin tener contacto con nadie. Un reto de futuro de largo recorrido en el que cada paso es importante.
Por último, cerraron la jornada las experiencias personales de miembros de la Asociación Apcom. Inmaculada López y María Dolores Sánchez relataron la experiencia de participar en un voluntariado deportivo. Por su parte, María Isabel Burguillos, José María Picazo y Ana Oyonarte relataron la experiencia de cómo José María (alias El Genio del Boli) pasó de trabajar en una fábrica a protagonizar una exposición de arte.