La educación afectivo-sexual es un derecho de niños, niñas y adolescentes recogido por la Organización Mundial de la Salud. Además, existen otros derechos sexuales derivados de derechos fundamentales como la libertad, la equidad y la privacidad que, en muchas ocasiones, solo son ejercidos libre, consciente y responsablemente si se ha recibido una buena educación afectivo-sexual previa.

En este aspecto, las personas con discapacidad intelectual no pueden quedar al margen de este derecho. Por este motivo, Plena inclusión Región de Murcia organizó un encuentro online con la experta Natalia Rubio Arribas. Presidenta de la Asociación Estatal de Sexualidad y Discapacidad, Rubio es psicóloga, sexóloga y pedagoga especializada en Educación Especial.

La experta abordó aspectos básicos a tratar de la educación afectivo-sexual para personas con discapacidad-intelectual especialmente orientados a que sean los familiares directos los que participen de esta educación. Rubio entiende la sexualidad como un método de socializar y crear vínculos afectivos. “Chicos y chicas, hombres y mujeres deben aprender a manejar sus cuerpos; cuando hablemos de sexualidad daremos legitimidad a cualquiera de las formas de disfrutar de ese cuerpo, a veces a solas, a veces en compañía”, explica la sexóloga.

La importancia de esa comunicación es mucho más amplia de lo que la gente suele percibir como sexualidad y la experta detalla que acciones como las miradas, las caricias, pasear de la mano, dormir abrazados o compartir secretos son hechos que también pueden ser considerados como sexuales.

El encuentro estuvo dividido entre la charla de sensibilización de la sexóloga y el asesoramiento de casos atendiendo a las demandas de las familias.