Barreras cognitivas. Sandra Coy, de Astrade, tomó la palabra para hacer referencia a las barreras que no se ven, pero está ahí. Defendió la accesibilidad cognitiva como medio para que personas con discapacidad intelectual y del desarrollo puedan comprender el mundo que les rodea ya que “la discapacidad sólo afecta cuando el entorno es inaccesible”.

 

Barreras arquitectónicas físicas. El centro de Murcia está bien adaptado pero, ¿qué pasa con las pedanías? Hay mujeres con discapacidad física que tienen muy complicado moverse por las pedanías en las que viven. Además, no todos los autobuses del servicio público están adaptados correctamente.

 

El ámbito sanitario. Hospitales y centros de salud suelen estar adaptados, pero ¿qué pasa con los profesionales? Candela Alcaraz explicaba la angustia que sufrió una mujer con discapacidad auditiva cuyo parto sufrió complicaciones y nadie podía comunicarle lo que estaba pasando. Un colectivo que ha sufrido doblemente la pandemia que ha ocultado los labios con las mascarillas. Del mismo modo, algunas de las participantes denunciaron que se tiende a una sobremedicación para las mujeres con discapacidad, en lugar de optar por otro tipo de remedios: fisioterapia, psicología, nutrición…

 

Aprovechar la tecnología. ¿Cómo llama una mujer muda que está sufriendo un asalto a la Policía? ¿Cómo pide cita en los organismos públicos una mujer con discapacidad intelectual? Las ponentes animaron a utilizar tecnologías para que los servicios públicos estén accesibles para todas las mujeres.

 

Acceso a la vivienda. Actualmente existen ayudas para que las personas con discapacidad tengan una vivienda. Pero la ayuda es sólo para ellas, por lo que en caso de personas con grandes necesidades de apoyo, el “cuidador” (padres, hijos o familiares) no tienen derecho a esas plazas.

 

Empleo. Las mujeres con discapacidad que participaron en el debate pidieron apoyos para poder trabajar, ya que la independencia económica es un factor de suma importancia de cara a empoderarse y a tomar decisiones sobre su vida. No para tener ventajas de cara a conseguir un trabajo, si no para tener las mismas posibilidades que los demás.

 

Apoyos. Aunque existen apoyos, se siguen reclamando, especialmente los profesionales ya que, explican, todavía en muchos lugares de atención pública se espera que sean los familiares o parejas los que hagan accesible la información o tomen la decisión por la mujer con discapacidad.

 

Violencia. Dos de cada diez mujeres asesinadas a manos de sus parejas tenían discapacidad intelectual reconocida. La mujer con discapacidad es más vulnerable a la violencia, entre otras cosas porque los organismos judiciales todavía no han introducido figuras de asistencia, como el facilitador que reclama Plena inclusión Región de Murcia. Asimismo, denunciaban, hay una tendencia a no creer sus relatos.

 

Estereotipos. Algunas personas tratan a las mujeres con discapacidad como si fueran niñas o como si no tuvieran su propia opinión. Al respecto, recordaron que históricamente ha habido más incapacitaciones a mujeres que a hombres. En ese sentido, animaron a salir de los entornos protegidos y a empoderarse, aprovechando la formación y los recursos que ofrecen las asociaciones.

 

Sandra Coy te cuenta en qué consistió su participación en este foro

 

 

 

 

 

Yanira, trabajadora en prácticas en Astrade; Sandra Coy, usuaria de Astrade y representante de Plena inclusión Región de Murcia en el foro; Begoña, trabajadora de Astrade y Carmen Carpe, encargada del área de mujer en Plena inclusión Región de Murcia.