La cultura es la manera en la que muchas personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo amplían su mundo. Su práctica les ayuda a sentirse realizados, a expresar sus sentimientos y a entablar nuevas relaciones personales. El trabajo creativo es el camino que muchas personas encuentran para ser ellos mismos. Desde Plena inclusión Región de Murcia, la encargada del programa de Ocio y Actividades Culturales, Elisabeth Cano, recomienda cinco prácticas que, además de tener múltiples beneficios, fomentan la inclusión social.
Los Clubs de Lectura Fácil son lugares de encuentro donde las personas con dificultades de comprensión leen un libro en lectura fácil y comparten sus opiniones y experiencias. Participar en uno de estos Clubs ayuda a mejorar la comprensión lectora, favorece el aprendizaje de nuevos conocimientos y despierta la imaginación. En ellos se trabaja la memoria, la escucha activa y el respeto. Los participantes generan una red de relaciones personales y desarrollan la capacidad de tomar decisiones y llegar a acuerdos.
El arte es un extraordinario vehículo de expresión, sobre todo para quienes encuentran limitaciones a la hora de comunicarse de forma hablada o escrita. Las personas que dibujan o pintan desarrollan su imaginación, potencian su autonomía y exteriorizan su mundo interior, además de sentirse realizados. Cabe recordar que ya hay artistas del colectivo que han dado el salto y están exponiendo sus obras.
Tocar algún instrumento, cantar, bailar o simplemente sentir las melodías. La música es una herramienta que potencia el desarrollo sensorial, la creatividad y la motivación. La música desbloquea miedos y mitiga la ansiedad. La escucha y reproducción de sonidos, la interiorización del ritmo, el compás y la melodía influyen en las capacidades físicas y psicológicas de las personas. A nivel cognitivo, favorecen la comunicación y la transmisión de sentimientos; a nivel físico, mejoran la respuesta corporal y motora.
Pasión en movimiento. Con la danza se potencian la expresión personal, la capacidad de comunicación, la socialización y la autoestima de las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo que la practican. Además, es una buena aliada de la salud, la movilidad y la cinestesia, por lo que para algunos expertos es hasta una opción a barajar de cara a una rehabilitación física. Con esta práctica se trabajan la memoria, la disciplina, la responsabilidad y la colaboración de equipo. Aspectos todos que contribuyen a la mejora de la calidad de vida.
Meterse en la piel de otro, aunque sea por un rato, es una auténtica escuela de empatía. Las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo que interpretan obras de teatro suelen mejorar su expresión lingüística y corporal, además de su creatividad. De la misma manera, los actores desarrollan habilidades sensoriales y destrezas motoras, entre otras fortalezas. También facilita, al igual que otras artes a las que ya nos hemos referido, la autonomía, la autoestima y las relaciones sociales.
Participantes del Club de Lectura Fácil de Astrapace en la Biblioteca de Espinardo. Foto: Biblioteca de Espinardo.
Exposición de obras de arte de pintores de la Asociación Assido.