Olga Berrios.  Responsable de accesibilidad cognitiva en Plena inclusión España

 

Hace años, la organización estadounidense The Arc definió una serie de criterios para promover la accesibilidad cognitiva, es decir, para que el mundo sea más fácil de comprender. Uno de ellos era reducir la necesidad de la persona de utilizar sus habilidades organizativas complejas.

Si lo piensas, la vida diaria está llena a rebosar de actividades que requieren habilidades organizativas complejas. Y eso incluye la tecnología.

Imagina que quieres escuchar una canción del grupo de música Supersubmarina. Para ello, posiblemente tienes que realizar varias acciones: desbloquear el teléfono (1), localizar (2) y abrir (3) una aplicación como Spotify o YouTube, identificar la caja de búsqueda (4), teclear el nombre del grupo (5), pulsar en buscar (6) y seleccionar la canción entre el listado resultante (7).

Como puedes ver, una acción tan “simple” podemos subdividirla en al menos 7 pequeñas acciones. Es posible que una persona con dificultades de comprensión, o cualquier sin muchos conocimientos de tecnología, pueda tropezar con al menos una de ellas.

Reducir el número de tareas para lograr un deseo es una de las respuestas que la usabilidad y la accesibilidad deberían asegurar en la tecnología. Y, concretamente, lograr tecnología que sea capaz de adaptar ese número de tareas a las necesidades de personas con dificultades de comprensión.

Posibilidades

Una posibilidad de reducir esas tareas es utilizar inteligencia artificial.

Mientras asistentes como Alexa o Siri se extienden, también podemos contar con el reconocimiento de voz de los teléfonos inteligentes. Es decir, algunas personas con dificultades de comprensión pueden encontrar más fácil realizar acciones en el teléfono con su voz. Si es un Android, podemos decirle: “Ok Google. Ponme una canción de Supersubmarina”. Las tareas se reducen mucho.

Otra posibilidad es usar aplicaciones como Action Blocks. Todas y todos solemos tener usos muy habituales de la tecnología. Por ejemplo: consultar el tiempo en mi ciudad, ver las noticias o escuchar a un grupo de música concreto. Con esta app, puedes configurar esas tareas y crear iconos que te lleven directamente a esa opción.

Seguimos con el mismo ejemplo musical. Imagina el icono: escuchar a Supersubmarina. Al pulsar, estaría configurado para hacer las 7 pequeñas acciones mencionadas antes.

Por otro lado, también existen apps como Mefacilyta de Fundación Vodafone, pensadas para que las personas de apoyo creen apoyos paso a paso, que simplifican ciertas actividades.

Riesgos

Un riesgo de la simplificación puede ser acabar utilizando muy pocas opciones de la tecnología. A todas nos ha pasa que sacamos muy poco provecho de la tecnología que nos rodea.

En esa línea, me preocupa desde hace años una formación y visión demasiado instrumental de la tecnología. Siempre he visto esta herramienta como un campo emocionante para aumentar la participación, ser personas más críticas o sumergirnos en la creatividad.

Desde luego, matizaré que, para las personas con grandes necesidades de apoyo, y en general para muchas personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, cualquier paso para vencer la brecha digital es un logro.